Bañarse en cristales de sal estimula la circulación, hidrata la piel, aumenta la retención de humedad, promueve la regeneración celular, desintoxica la piel y ayuda a curar la piel seca e irritada. Puede reducir la inflamación de los músculos y las articulaciones, relajar los músculos y aliviar el dolor y el malestar.
No se recomienda bañarse en agua caliente y durante largos períodos de tiempo para quienes padecen una afección cardíaca o presión arterial alta o baja.